xoves, 13 de abril de 2017

La benemérita y sus controles en medio de Castilla la Mancha a delincuentes "peligrosos".

El otro día iba de vuelta en autobús desde Granada a Madrid, y la cuestión es que estaba medio sopa viendo una película. El tema es el siguiente; tras ir la mayor parte del trayecto viendo una película en la pantalla que tenía en el asiento de enfrente, cuando me doy cuenta nos encontramos con un control de la guardia civil y todo me hace pensar que el conductor está pasando el control de alcolemia, pero no... para mi sorpresa, y la de todo el bus, aparecen tres guardias civiles en el interior con un labrador buscando como un poseso algún tipo de droga. Lo cierto es que no me di cuenta del asunto hasta que el perro lo tenía al lado, y como yo ahora paso de fumar cosas raras estaba totalmente tranquilo con la situación. Lo más curioso es que el perro se puso como un loco a olfatear algo en concreto en el asiento que tenía justo detrás mía. En fin, que acto seguido nos mira un guardia civil a los cuatro que estábamos en esa zona (cuatro barbudos sin relación alguna), y nos mandan bajar a la carretera. 

Total que ahí estábamos, el portugués que tenía al lado que se pasó la mitad del viaje durmiendo, detrás mía un tío que iba con sus padres (los cuales estaban sentados en los asientos que estaban a nuestra izquierda), y justo a su lado un chaval así con media barba con pinta de inocente que iba a presentar su novela a la fnac de Callao. Según bajamos, el jefe del operativo comenta a sus compañeros que este último era el que estaba señalado, pero aún así nos hicieron bajar a los que estábamos en su entorno para "asegurarse" de quién era el pringao. Cuando estábamos todos abajo un guardia civil le manda abrir el maletero al conductor, acto seguido el chico saca su maleta y justo después y el perro ya se pone todo loco... total, media bolsita con hierbas de la risa.

Mientras tanto los tres infelices que estábamos con el fumeta nos encontrábamos ahí sentados en el quitamiedos de la autovía, esperando, en medio de dios sabe qué parte de Castilla la Mancha, conversando. Al poco tiempo después de haber indicado cuál era su maleta a los de la benemérita, el chaval se acerca a nuestra zona y se muestra calmado, aunque indignado a la vez que avergonzado, ya que nos pedía perdón por el marrón; "Pero si yo no estoy ahora consumiendo, y mucho menos conduciendo, es para consumo propio ¿Alguien me puede decir a quién estoy haciendo algún tipo de mal?" Yo intentaba echarle un poco de empatía al asunto, y además le daba la razón. Es decir, este chico iba en el bus, tranquilo, sin montar jaleo, llevaba su mierda en la maleta para consumo propio (algo que está amparado por la ley, es decir consumo propio es muy poca cantidad), y no pasaba nada; no obstante la coña es que la ley es tan ambigua que aunque no consumas en el momento, si te cazan te meten un paquete contra la salud ambiental. Yo le comenté que en mis tiempos de medio fumeta (nunca lo fui mucho) me vi en una situación semejante, aunque al final safé porque la delegación del gobierno debía tener tantos expedientes que traspapeló mi caso y en fin, que hoy en día la multa y el caso habrán prescrito.

Acto seguido le comenté cómo era el procedimiento en la década pasada: primeramente te llega una carta en la cual te avisan de que te han pillado con x gramos de una sustancia ilegal, posteriormente te llega otra diciéndote que tienes que pagar x cantidad de euros, y en tercer lugar una citación para pagar la multa. En tiempos además de pagar la multa a la primera podías fraccionar el pago o hacer unos cursos cutres salchicheros por medio de los cuales evitabas pagar los 500 euros mínimo de la multa. Al hilo de este último tema, fue el propio guardia civil que me pilló el que me dijo cómo podía evitar la multa de esa manera, aunque parece que ya no existen hoy en día porque cuando le hablé de esos cursos al chico del autobús, me dijo que sus amigos le habían contado que habían desaparecido... 

Lo gracioso es que al chaval lo que le jodía no era la multa en sí, que le tocaba la moral de todas formas, sino que pasase lo que pasase le iba a llegar a la dirección que tiene en su dni, y esa dirección en el caso de que seas joven va a ser la de tus padres (nadie que lleve poco tiempo viviendo solo cambia su dirección de su dni, y menos si vas de alquiler en alquiler). Su caso no era como el mío ya que este chico se ha independizado de sus padres, no como yo por aquel entonces, pero el hecho de que le llegue a sus familia una carta diciendo que fumas porros es lo que menos gracia le hacía... En fin, a mí me trajo muchos y grandes problemas, y en ese sentido empaticé fácilmente con su situación, y además cuando tienes cierta edad no es difícil ser algo fumeta. Así que podríamos decir que son "errores" típicos de la juventud. 

Es cierto que si fumas y te pillan es tu responsabilidad, es ilegal y no tienes derecho a quejarte, pero estas redadas buscando migajas para ejemplificar al personal y haciendo que perdamos tiempo en nuestro trayecto no sé qué finalidad tienen. A este chico lo pillaron porque seguramente se habría fumado algo en su casa antes de venir al bus, y de hecho cuando se sentó en el asiento antes de empezar el viaje me llegó un cierto olor a marihuana, así que supongo que si mi olfato atrofiado lo olió qué no habría olido el perro... Pero lo dicho, espero que en esos controles estén buscando a gente que pasa cantidades importantes porque si de lo contrario la única motivación de los mismos es aumentar la nómina de los guardias civiles (por cada multa al parecer tienen un plus), me parece patético. De todas formas supongo que será un poco de todo.

Poco antes de subirnos al autobús nuevamente, con todo el papeleo por la infracción ya resuelto, el chaval nos invita a cigarrillos a las tres personas que habíamos bajado con él, a modo de gesto de disculpas por sentirnos un poco como delincuentes por haber bajado a la carretera ante la mirada de todo el autobús. Lo curioso es que a pesar de la situación yo me sentía muy tranquilo, y no paraba de acordarme de mí y de mi torpeza en 2004 en una estación de servicio de Puebla de Sanabria. En parte mi intento por calmarlo era un gesto dirigido un poco a mi yo del pasado, porque sé lo jodido que es el tema cuando eres un pipiolo.

Mi posición sobre este tema es la siguiente; no es que esté a favor de la legalidad absoluta de las drogas, creo que es un tema que hay que tratarlo con cuidado ya que ese discurso que se gastan algunos respecto a que por ejemplo la marihuana no tiene casi efectos secundarios es una patraña muy grande. Pero por otro lado no puede ser que se penalice el consumo privado moderado cuando la ley lo ampara, y que cuando se busquen a los camellos y a las mulas nos encontremos ante situaciones tan al borde de la legalidad como esta; un chaval jovencito que lleva una pequeña cantidad y es multado en base a que esta gente tiene que rellenar el expediente. Lo que hicieron los guardias civiles fue imponer una multa legal, de acuerdo, pero rozando el borde por los pelos, y mucho.

Así que bueno creo que esta sociedad debería abordar el tema de la legalización desde una perspectiva madura, porque estamos en un limbo muy raro. Y no, no consumo drogas.