sábado, 17 de febreiro de 2024

El PPdeG, Feijóo, y la Xunta: Relación parasitaria.

A lo largo de todos los años que he escrito en este blog, creo que lo que más recurrentemente me ha enervado ha sido concretamente una persona; Núñez Feijóo. En 2009 llegó a la Xunta por medio de una campaña no sucia, lo siguiente, infinitamente más que la campaña del PP este 23-J, una campaña trumpista (sí, antes de Trump), llena de acusaciones de las que después se olvidaron (y que casi nadie se ha acordado de verificar una vez llegó el PP a la Xunta). 

Miente, que algo queda. Había en juego muchos intereses económicos, porque es lo que pasa cuando quieres cambiar las estructuras de un lugar, algo en lo que quizás fueron demasiado ambiciosos en el bipartito y en lo que tuvieron que tener más mano izquierda, aunque a “toro pasado” es fácil decir esto. Por este motivo, cuando Feijóo fue investido presidente hay una foto muy ilustrativa, foto en la cual le vemos abrazado al todavía hoy presidente de Iberdrola, Sánchez Galán, que poco menos le entra a morro a Feijóo. No es para menos, Feijóo iba a echar abajo un plan eólico con contratos ya firmados para beneficiarle a él y a su empresa. Creo que la Xunta todavía sigue pagando indemnizaciones a día de hoy… 

Hay dos situaciones ilustrativas de mi círculo cercano que ilustran muy bien cómo era el ambiente el año que ganó Feijóo y de cómo influyó la propaganda y el marco mental que se fijó en la sociedad gallega, siendo estos dos ejemplos de dos personas que generalmente votan a la izquierda. Me acuerdo que mi pareja, por aquel entonces, cuando ya se supo el resultado, al poco, sonó el teléfono y era su madre, y se pusieron a hablar; después de los “¿cómo estás?” y demás preguntas de rigor, cuando comentaron las elecciones ella le dijo con suma indiferencia, “sí, parece que Nao está muy enfadado con el resultado”. Otra situación semejante fue la siguiente; charlando un día con una amigo mientras tomábamos unas cañas nos pusimos a hablar de política sin profundizar mucho, hasta que me dijo lo siguiente; “sí, porque el bipartito era un caos”. Recuerdo que cuando me soltó eso, cansado de escuchar ese mantra en personas de derechas, le respondí algo airado, “¿me quieres decir qué entiendes tú por caos?”. No me supo responder, solo dijo cosas poco concretas, las que leía en La Voz de Galicia o, ya después de que Feijóo llegase a la Xunta, escuchaba en TVG. El tema del bipartito PSdeG-BNG ha sido el conejo que Feijóo ha sacado de la chistera para justificar alguna situación con poco arreglo, porque lo cierto es que el PPdeG a día de hoy, casi 15 años después, todavía sigue con el mantra del bipartito y el caos.

Un poco estos dos ejemplos definen muy bien cómo respirar una una parte sustancial de Galicia. Son dos reacciones de indiferencia ante un cambio político que costó mucho conseguir, porque aquí siempre ha gobernado el PP o anteriormente AP (el PP antes de llamarse PP), salvo un paréntesis entre el 87 y el 89 con gobierno del PSdeG y Coalición Galega, y el periodo del bipartito (2005-2009) con gobierno de PSdeG y BNG. 

Y es que el PP en Galicia, más que en ninguna otra parte, tiene un sentido patrimonial del poder, es suyo, y si alguien “ocupa” ese puesto hará lo que haga falta por recuperar su puesto, porque ese es el orden natural de las cosas. Embarrará el campo lo que haga falta, y si hay que soltar trolas diciendo que un candidato maltrataba a su mujer siendo mentira, se dice, si hay que decir que los coches oficiales de la Xunta costaron un ojo de la cara y lo hizo el bipartito (cuando eran todos de época de Fraga), se dice, si hay que mentir diciendo que el bipartito te va a robar las tierras, se dice… 

En aquella campaña fue muy comentada otra foto; en esta ocasión del vicepresidente, Anxo Quintana, saliendo del yate de un empresario de la construcción, Jacinto Pérez. La foto no me acuerdo si la sacó ABC o La Voz de Galicia, pero corrió como la pólvora durante la campaña. Jacinto Pérez era uno de los principales sufragadores de Xornal, un periódico que pretendía competir con La Voz de Galicia, pero desde un punto de vista más progresista. Pues bien, el periódico siguió existiendo después de que perdiera la Xunta en 2009 el bipartito, pero una vez que ganó las generales el PP, en 2011, a Rajoy le faltó tiempo para llamarle y decirle que o cerraba el periódico o no iba a tener un puñetero contrato para construir en España mientras él fuese presidente… eso cuentan las crónicas. Se cargaron hasta las hemerotecas de internet porque cerraron la página prácticamente el día que anunciaron que cerraban. Por otra parte, paradójicamente, años después, cuando Feijóo se planteaba su salto a Madrid apareció en un medio conservador la famosa foto de Feijóo y Marcial Dorado (un narcotraficante) en un yate. 

Los mismos medios que señalaron a Anxo Quintana ahora dejaban que la foto hablara por sí sola, no quisieron hacer mucha más sangre. Y es que se cuenta que fue una rival de Feijóo, Soraya Sáez de Santamaría (vicepresidente con Rajoy), la que filtró la foto para que Feijóo no le hiciese sombra y se quedase en Galicia. Y lo cierto es que se habló en Madrid mucho de la foto, pero en Galicia la cosa fue distinta; y es que en Galicia no hay prensa, hay un NODO informativo. Las cabeceras de las siete ciudades son deficitarias, y se nutren en gran medida con los fondos de la Xunta, los cuales a priori están destinados para aquellas cabeceras que usen más el gallego… cosa que apenas cumple alguna. La diferencia de la línea editorial de TVG y esos periódicos es casi inexistente; hemos tenido casi 15 años de panegíricos dedicados a Feijóo, algo que ni en época de Fraga se hizo de forma tan descarada. Por otra parte, en este aspecto destaca La Voz de Galicia, el periódico más vendido de Galicia y una suerte de portavoz de la Xunta de facto. La transformación es evidente, dado que ha pasado de ser un periódico que antes daba voz a toda la sociedad gallega a convertirse en un medio sumamente parcial y que a día de hoy ya no engaña a nadie, porque cada año se escoraba más y más a lo que es hoy en día; una farsa.

Como ya avanzamos, su línea editorial poco se diferencia de TVG, que a día de hoy solamente tiene en la práctica como elemento diferenciador su obsesión por poner orquestas y fiestas. De todas formas, cuanto tienen que dar caña y seguir la línea del partido la dan. Os pongo un ejemplo ilustrativo; esta semana, Marta Darriba (la presentadora estrella del “telexornal” mediodía, el telediario del mediodía) empezaba atacando al BNG y comparándolo con ETA, un hecho en el que La Voz de Galicia ha insistido varios días también, coincidiendo con la estrategia del PP de forma bastante flagrante. 

Pero, ha sido algo puntual, porque nuevamente han intentado retomar lo que ha sido la tónica de estas últimas semanas; aquí no pasa nada, la táctica del PP desde 2012 cada vez que hay elecciones a la Xunta. Pero sobre todo, se ha buscado ocultar la campaña por lo sucedido en el desastroso debate de Rueda al principio de la misma, siendo paradójicamente Marta Darriba una de las moderadoras (barriendo para “casa” de manera evidente, por cierto, puesto que Rueda podía interrumpir siempre y los demás eran reprendidos si lo hacían). Con todo, no a todo el mundo le gusta ser un estómago agradecido, como a ella, y desde hace varios años muchos trabajadores se manifiestan cada viernes contra la manipulación flagrante que existe, habiendo relegado a trabajadores a puestos marginales cuando estaban en programas de máxima audiencia si estos eran ariscos contra el “manual”, llegando a sufrir hace varios años dicha penalización los dos principales presentadores del “telexornal”. Llevan 300 “venres negros” protestando los trabajadores de CRTVG; echad cuentas de cuántos años significa eso… 

Esta es la Galicia de Feijóo, una Galicia en la que sí, no existe el extremismo de los lugares más cañís como Madrid o Castilla y León, porque aquí no hay Vox que valga, pero aquí está todo “atado y bien atado”. Porque sí, Galicia es conservadora, pero el gallego en todo caso es español a su manera, y de hecho desde hace siglos cuando emigraba nunca decía que era español, decía que era gallego, no por un afán de diferenciación, sino porque la identidad gallega es muy marcada, es secular, y por ese motivo el PP en la campaña de la Xunta nunca ha querido la presencia de líderes estatales, hasta esta campaña, y paradójicamente ese hecho puede coincidir con la llegada de una presidente nacionalista a la Xunta… Por otra parte, hay que pensar que Fraga se hizo presidente de la Xunta con un discurso galeguista, no centralista, y elogiando a Castelao, pensador del cual vetó un homenaje cuando era ministro franquista… Bueno, eso, y tampoco se puede olvidar el viaje que él hizo a la Cuba invitado por Fidel Castro (dictador comunista de la isla) y el que hizo el propio Castro a Galicia de su mano… 

La galleguidad es difícil de entender para la gente de fuera, los castellanos (aunque estemos cerca geográficamente de ellos son lo más opuesto a nosotros en forma de ser y pensamiento), por ejemplo, dicen que ni subimos ni bajamos, y yo cuando escucho eso siempre les digo que ellos son unos más bordes que una esquina, y que nosotros no. De hecho, me hace gracia la cantidad de periodistas que cubren la realidad política del congreso-senado y de la Comunidad de Madrid, en general, y que estos días intentan explicarnos a los gallegos qué pasa en Galicia… Fallan más que una escopeta de feria, porque el contexto gallego no se ve afectado por temas como la “amnistía”, no, incluso habrá votantes del PP de aquí que les parecerá necesaria, estoy seguro. La gente cuando vota a la Xunta vota a la Xunta, no al Congreso, como puede pasar en otras partes. Galicia no es cañí. Lo usual para comprender la realidad gallega es preguntarle a los periodistas de aquí, y según se comenta, eso ni si lo plantean; ponen el filtro M-30 y a tomar por culo. Un poco hacen también los catalanes, pero ni de lejos con la misma intensidad, porque parece que estos sí que han preguntado más a los profesionales de aquí.

Lo que más me revienta es que en estos casi 15 años los medios de “izquierda” capitalinos han pasado de Galicia como de la mierda, han comprado el relato de Feijóo-moderado sin pestañear, y no se han preocupado por lo que hacía. De hecho, en época de Casado lo contraponían a él, para señalar que este era un extremista en comparación con Feijóo… vaya golpe de realidad se han pegado. De todas formas, de alguna manera consideraban que estaba bien que Feijóo estuviera aquí ganando mayoría absoluta tras mayoría absoluta. Qué pasa, que tras 15 años de degradar poco a poco pero de manera continuada los servicios públicos la situación se resiente (Galicia es un país envejecido, además), y, desde la perspectiva capitalina, por otra parte el hecho de que Feijóo lleve dos años en Madrid ha implicado que, claro, haya puesto en práctica las mismas tácticas que antes ponía aquí, las mismas que, se conoce, a El País o El Diario le parecían nimiedades (cosas de gallegos, quizás), pero la cosa cambia cuando toca sufrirlas en la Villa y Corte… 

Galicia, en fin, era una pieza importante para esos medios, supongo, quiero decir, era importante que no se convirtiera en Euskadi o Cataluña, una pieza de caza, si lo preferís, por eso en la primera campaña que ganó Feijóo en 2009 El País y la SER miraron para otro lado ante los ataques salvajes y falaces contra el bipartito. Lo que pasa es que ahora la situación no es la misma, y desde Ferraz ven necesario que el PP pierda la Xunta, sean ellos segundos o terceros, les da igual. De hecho, no es extraño que FAES (una suerte de centro de estrategia política de la derecha) diga esto del PSOE; “¿es patriótico arriesgar el gobierno de la única comunidad sustraída al proyecto desnacionalizador del saoberanismo?”. 

Eso es lo que somos para la intelectualidad política de Madrid, pero las cosas han cambiado por una mutación de estrategia en la izquierda capitalina; por ese motivo, ahora toda la prensa de Madrid (inclusive la de izquierdas) se vuelca en esta campaña, y también es cierto que por primera vez hay una candidata que ha sabido ilusionar, aunque prefiriría que el BNG fuese más transversal de lo que es ahora, pero bueno, no estamos para ponernos estupendos. La cosa ha cambiado porque durante esta campaña han pasado cosas, y a partir de la primera reelección de Feijóo en Galicia antes en las campañas lo que se buscaba es que no pasara nada para que la gente votase lo de siempre y la izquierda se abstuviese conscientes de que votar era casi tontería, pero esta vez han pasado “cositas”, y por primera vez desde 2005 hay ilusión por cambiar las cosas.

Si mañana el PP no consigue la absoluta y los diputados que saque el trastornado y trumpista de Jácome no sirven para que la alcance me sentiré como Frodo cuando le dice a Sam después de que se destruyera el Anillo Único, “se acabó, se ha ido”… Ya simplemente por ver cómo sufre el PPdeG habrán valido la pena estas dos semanas. “Quen ten cú ten medo”, como decimos en Galicia (“quien tiene culo tiene miedo).