luns, 30 de decembro de 2019

Democracia en tiempos de ponzoña inmoral del dinero.

Por temas que no vienen a cuento he vivido intermitentemente en Inglaterra casi un año (en dos periodos), y la verdad es que desde pequeño siempre me he sentido muy cerca de su cultura y por ende me he considerado anglófilo. Me he llegado incluso a enamorar estando allá (aunque no de una inglesa), algo con lo que yo ni siquiera contaba pero en fin, ese tipo de cosas no las planificas, suceden y ya está, y basta que te digas que vas a evadirte de eso (que vas a trabajar y a centrarte) para que no puedas. Lo cierto es que me dio bastante fuerte, muchísimo, aunque ahora con el tiempo no creo en absoluto que la cosa fuese con la misma intensidad por su parte debido a su angustia vital, pero bueno, eso es otra historia y tampoco tiene ya mucho sentido comerse el tarro a estas alturas porque ya se terminó hace tiempo. Lo que quiero decir es que aquello contribuyó a que hoy en día guarde con cariño aquel tiempo que pasé allá, y eso es con lo que me quedo, con lo bonito.

Varias semanas después de las elecciones británicas no sé si con el paso del tiempo ese lugar se transformará paulatinamente en otra cosa totalmente distinta (una suerte de Singapur, dicen), alejada de Europa, de espaldas a nosotros, dirigida por un líder político mentiroso y que está por ver si no va a desmantelar el estado del bienestar para transformar a su país en una suerte de Estados Unidos o en un paraíso fiscal. Sea como fuere en ambos casos implican un sistema desregularizado en el cual al igual que en América los derechos de los trabajadores no importen una mierda, y en el que por ejemplo tendrán una sanidad que deja morir en la calle a aquella gente que no se pueda pagar un seguro médico decente. Un acercamiento al modelo americano supone eso, pero en fin, tampoco está claro que no vaya a tener contestación, aunque con mayoría absoluta durante cinco años tienes un poder omnímodo. El problema estriba en que tus promesas electorales eran otras (ahí está el tema), pero desde la victoria de Trump hemos comenzado una época caracterizada por líderes mentirosos, y lo peor es que esto parece que va a más.

En fin, durante el Brexit ha aumentado la xenofobia, el racismo, el machismo, la homofobia, y en general el odio contra todo aquello que no fuese británico. Ahora parece que las aguas se han calmado un poco, pero el partido conservador ha puesto en algunos casos a gente abiertamente racista como diputados, diputados a los cuales muchos medios de comunicación han tapado todas sus vergüenzas lanzando fake news contra sus adversarios, los laboristas. De esta manera, el programa de los laboristas pretendía desandar el camino de las privatizaciones de empresas estatales, y obviamente dicho planing ha sido visto por el dinero como una amenaza. En lo que respecta, por ejemplo, a la renacionalización de los ferrocariles puedo contar una anécdota bastante esclarecedora; uno de los miembros de mantenimiento que limpiaba la residencia en la que estaba (un tío bastante seco y poco amable, pero a la vez legal) me dijo que uno de los lujos que se permitió en su vida había sido recorrerse la isla de norte a sur en tren (os podéis imaginar que baratos no son los billetes, más bien todo lo contrario). El tema es que en Reino Unido tú puedes tener un buen sueldo, pero todo es mucho más caro que aquí y al final tu nivel de vida es una mierda salvo que obviamente seas rico.

Como había dicho el poder económico se ha visto amenazado por este tipo de planes, de manera que la prensa (incluso en cierto sentido algunos columnistas de izquierda en el Guardian o en The Independt) ha combatido a la izquierda furibundamente con trolas en periódicos, webs, y televisiones, con mierda inventada, siendo el ejemplo más flagrante el momento en el que le enseñaban en una entrevista a Boris Jonhson cómo un niño de seis años estaba tirado en el suelo con una vía y una bolsa de suero dado el colapso del hospital de Leeds... Mientras se soltaba esa bomba la prensa ha soltado cortinas de humo y acusando a los laboristas de una falsa agresión. Ese ha sido el nivel de la campaña.

El tema es que esa gente, los Trump y los Jonhson que hay en cada país de occidente poco a poco están contaminando todo el debate político, deshaciendo consensos a los que habíamos llegado después de la II Guerra Mundial, como la existencia de instituciones internacionales para que principalmente no se produjesen guerras. Una suerte de neofacismo está creciendo, y quizás el país que se lleve la palma es Italia, donde hace poco tiempo una encuesta de una institución respetada en Europa decía que un 48% de la población quería abiertamente una dictadura... la situación allá ha llegado a tal punto que amenazan masivamente a una anciana que ha vivido el Holocausto por ser judía, y en consecuencia necesita protección policial diaria... Lo dicho, lo de Italia me da pavor, y es el lugar en el cual más se inspiran la ponzoña humana que tenemos aquí y que ni siquiera quiero nombrar. 

Estamos en una guerra contra-cultural en toda regla, y coincide en parte con el fin de la hegemonía americana (o con el inicio del declive de la misma) y con el auge sobre todo de China, un país que nominalmente es comunista pero que igual en ciertos aspectos es más capitalista que otra cosa. El problema estriba en que ese país es una dictadura, y que si la democracia era la forma de gobierno principal en todo occidente y en el mundo en general durante este último siglo se debía a que Estados Unidos era la potencia mundial más importante, es decir, su influencia motivaba que el resto de los países persistieran o se adhirieran al sistema democrático. Teniendo el ejemplo de China y su situación de poder en el mundo, hoy en día somos conscientes de que esta gente si se hacen con el liderazgo mundial motivarán que la democracia no sea respetada porque a ellos les va bien sin serlo, es decir, esa es la imagen que quieren transmitir, a pesar de los campos secretos de reeducación y la represión existente contra los disidentes...

Así, si hoy en día sabemos que el comunismo no es igual a democracia también somos conscientes que el capitalismo en cualquiera de sus formas tampoco lo es necesariamente... En este sentido, el principal problema es que los Salvini, Trump, y Jonhson de turno, demoniza, deshumanizan a todo el que no piense como ellos y menoscaban las reglas de los parlamentos cuando les impiden actuar como a ellos les venga en gana. Es un juego peligroso que veo con bastante preocupación. Aquí sin ir más lejos la derecha desacredita a más de 30 diputados porque no son españolistas y porque tienen otra idea de lo que es su nación, cuando los abiertamente fascistas en la práctica proponen cargarse la constitución al desmantelar las autonomías... Si en Reino Unido el tema que ha hecho lobotomizar a posiciones autoritarias a la derecha ha sido el Brexit, aquí ha sido Cataluña, y muchos lo temimos hace dos años; es decir, que los trogloditas salieran en tromba de sus madrigueras aprovechando la coyuntura, y así ha pasado por desgracia. 

Decía Mark Twain que la historia no se repite, pero rima. Eso fue lo que les dije a unos alumnos que tuve de 1º de bachillerato en mis prácticas sobre el nazismo y el fascismo, y recuerdo que precisamente la chica de la que os hablaba me decía vehementemente que me callara y que estaba obsesionado con el tema, porque precisamente estaba viendo el inicio de la deriva en la que ahora estamos (en muchas cosas la escuchaba y le daba la razón, en otras estaba claro que por ignorancia patinaba bastante). Ese tipo de reacción es muy de gente que no tiene interés en la historia y que debido a ello no tiene perspectiva del pasado, pero da igual, el jodío muchas veces vuelve como un boomerang seamos conscientes o no de él. De todas formas no creo que que vuelva a suceder otro Aushwitz a priori, pero quizás a la larga puedan pasar otras cosas monstruosas si esta gente utiliza la tecnología para lavarnos el cerebro y controlarnos de una manera extrema (ahora solamente lo hacen de manera light), porque algunas actitudes semejantes a las de los año 30 se están produciendo, pero de momento a pesar de la polarización prima el sentido común.

Precisamente además del racismo, la xenofobia, y la homofobia, otra típica tara de los movimientos autoritarios es su ataque a los intelectuales, contra la gente que enarbola los matices como un punto fundamental del pensamiento porque va contra la brocha gorda, contra los nacionalistas exacerbados (patriotas, se hacen llamar). Ahora, además de ellos tenemos que sumar el ataque a los científicos (principalmente a los que trabajan contra el cambio climático, aunque también haya algún lerdo de izquierda que ataca a las vacunas, todo sea dicho de paso). Como decía, es una guerra contra-cultural para cambiar occidente, está claro, y nos va a tocar remangarnos y meternos en el fango aunque no queramos, (bueno, eso en el que caso de que no nos dejemos llevar y no deseemos vivir subyugados por gente con un pensamiento místico-fanático). Por tanto, este es un momento muy triste, porque los valores del mundo en el que crecí están siendo atacados por fanáticos y estoy viendo cómo el poder económico y parte de los medios (en España en mi opinión en la parte informativa Antena 3 de manera clara, y en lo que respecta a prensa escrita los medios de la derecha en mayor o menor medida, salvo El Confidencial), les ríen las gracias. Viendo así el futuro uno se pregunta si merece la pena traer a un niño a este mundo a que sufra, la verdad. Yo no lo tengo nada claro.

La crisis de hace más de diez años parece que se manifiesta políticamente ahora en toda su crudeza, es decir, sus efectos más fulminantes aparecen en forma de monstruo iliberal; una clase media que ya no es tan clase media, una sociedad que ve con envidia a un funcionario como un privilegiado porque tiene un sueldo digno, millonarios que se hacen más ricos durante la crisis y acentúan la desigualdad porque mientras tanto los pobres son más pobres, patronales que piden retorcer más los convenios y claman al cielo contra la subida del salario mínimo porque dicen que resta competitividad, la amenaza de la robotización que quita millones de puestos de trabajo, lo que se hace en Shangai se hace el triple de barato que lo que se puede hacer en Santander... estos son solo algunos de los síntomas de la crisis existente del mundo en el que crecimos. Por desgracia este no va a volver, se acerca otro tipo de sociedad porque estamos dentro de una nueva revolución industrial, y a diferencia de la primera o la segunda parece que la democracia va a ser algo a defender ante esta horda de orcos de Mordor, y solo en Europa podremos hacerlo. De todas formas, por desgracia la victoria no está en absoluto garantizada y poniéndonos en uno de los escenarios posibles quizás nos podremos consolar con no vivir en lo que nos queda de vida la derrota total de la libertad.

La gente tiene miedo, la gente pierde poder adquisitivo, y resulta que los que apoyan a partidos que fomentan la desigualdad enarbolan la banderita para tapar sus vergüenzas y nublar el razocinio.  De hecho, ahora incluso alguno carga contra la UE porque es un ente transnacional con unos estándares de democracia y bienestar (entre ellos la sanidad pública) con el que los amigos de Trump no comulgan, porque representa un conjunto de varias naciones que tiene mecanismos para regular a las multinacionales. Lo curioso es que hace poco escuché en una entrevista a un profesor americano que investiga sobre el tema del neofacismo decir que la costra casposa que ha surgido aquí y allá no es más que un plan de las multinacionales (sobre todo las tecnológicas) más importantes para controlar e influir en el mundo, y cuanta menos regulación exista mejor, cuantos más países pequeños y divididos mejor, y que la UE les molesta mucho no, lo siguiente, y que en definitiva nuestros Cromagnones verdes no son más que una franquicia de esa embestida iliberal que en cada país adquiere unas peculiaridades determinadas (como la Coca Cola, por ejemplo).

De ser cierto este razonamiento lo que me ha quedado claro es que si la ponzoña más abyecta que hay en este país carga abiertamente contra la UE es porque es algo bueno, y ellos representan todo lo contrario a lo bueno. De todas formas el problema más acuciante al que nos enfrentaremos dentro quizás de un futuro no muy lejano será que el populismo neofascista le venda la moto de garantizarle mentirosamente al currito medio un mayor poder adquisitivo dentro de una dictadura, por tanto implicando este razonamiento su aversión al sistema democrático. Si la situación económica se extrema y la gente se polariza todavía más ¿Qué crees que escogerán? Me temo que esa va a ser la batalla que habrá que luchar a medio largo plazo. El razonamiento que esgrimirán (ahora de tapadillo y tiempo después sin complejos) será el siguiente: "la democracia es muy compleja, enmaraña todo, no permite progresar por culpa de los burócratas"... vamos, un viva ssspaña, y todo arreglado.

Las etapas en la vida suelen ser pendulares, y en estos momentos parece que nos está tocando la parte chunga del movimiento del péndulo. ¿Cuánto durará? ¿Se puede parar esto? ¿Estamos a tiempo? ¿Empeorará? ¿No te pasas de pesimista? No tengo una bola mágica con la que ver el futuro porque este es el modus operandi de todo lo humano, con todas las disciplinas que trabajan en relación con las acciones del hombre; pueden establecer patrones de comportamiento, pueden ayudar a comprender cómo actuamos, pero somos poliédricos y es imposible predecir con exactitud qué va a pasar. Por ejemplo, las palabras son complejas, pueden ser descriptivas, pero a veces hay términos que no se pueden traducir de una lengua a otra, y en otras ocasiones nos quedamos "sin palabras", porque no es fácil reproducir con ellas un pensamiento demasiado intenso. En fin, en matemáticas 2+2 son 4, pero en todo lo relacionado con el hombre no. Para bien o para mal por algo hablamos con palabras y no con ecuaciones matemáticas, porque somos más que complejos y ahí es donde reside nuestra grandeza y nuestra miseria.

Quizás si hemos llegado aquí ha sido porque hemos dado por hecho que caminábamos inexorablemente hacia el progreso y que todo iba a salir bien por pura inercia, pero que la mayor parte de la población no tenga ni puñetera idea de cómo funciona la democracia es un error instalado en una parte nada desdeñable de la misma, y eso es un fallo fatal. No saber cómo hemos llegado aquí después de haber superado regímenes monárquicos absolutistas y dictaduras militares, tiene como consecuencia esto; una amnesia colectiva que nos hace retroceder hacia posiciones anteriores a la ilustración, ilustración que estos Homo Erectus se permiten atacar porque dicen que era francesa, y por tanto antiespañola... En fin, retroceder a veces está bien cuando implica que vayas a coger impulso, el problema estriba en  que si durante el tiempo que nos quede de vida llegaremos a ver dicho impulso...

Ojalá mi ex tuviera razón y ahora mismo estos párrafos solamente fueran una exageración, nunca he deseado equivocarme tanto.