sábado, 13 de xuño de 2020

La belleza, ay omá.


No quería que mi siguiente post fuese uno de tantos en los que hablase de la actualidad política, porque sinceramente estoy hastiado de tanta crispación promovida por el neofascismo patrio. Al respecto ya he escrito tochos que nadie se ha leído y además escribirlos me produce bajona. Si a eso le sumamos que los cuatro gatos que me siguen ya saben cómo pienso, paso de dar más la tabarra. Además, qué coño, este es mi blog y escribo lo que me salga del nnnnervio. 

Así que bueno, se me ocurrió que podía postear sobre algo tan abstracto y tangible (paradógicamente) como la belleza; qué potito!!. La idea me surgió tras hacer click en una de las sugerencias que me ofrecía youtube un día cualquiera. Ultimamente estoy escuchando bastante música clásica y por este motivo entre los vídeos sugeridos me aparece el aria más conocida de "Los Cuentos de Hoffman" (de Offenbach), "Les oiseaux dans la charmille", en la cual Olimpia (la autómata/robot que canta la pieza) es interpretada por un portento de mujer (en todos los sentidos) llamada Patricia Janeckova, una soprano eslovaca que además de hacerlo de manera impecable la verdad es que me puso malo, malo, malo, malo, porque está que cruje. Lo gracioso es que al ver su edad me sentí un poco viejo verde porque le saco como catorce años, y en ese vídeo tiene dieciocho. 

No lo pude evitar, ¿qué hice?, obviamente buscar más vídeos de la chica en cuestión porque si bien está cañón también soy muy talibán con la música, así que ya puede venir Afrodita en persona a cantar que si no tiene talento mi curiosidad solamente duraría un rato escaso. En este sentido, es de esas extrañas bellezas que en algún momento dices, quizás no sea para tanto, pero en otros piensas todo lo contrario (como soy tan esteta, es probable que el vestuario tengan mucho que ver, porque en general tiene muy buen gusto con lo que elige), pero ciertamente posee un talento innato cantando, y me atrevería a decir que si se propusiese ser una soprano top podría llegar a ello con mucho sacrificio y esfuerzo, pero llegaría. De todas formas, por lo poco que he podido saber de ella (algo un poco difícil puesto que la mayor parte de las páginas que hablan de Patricia están escritas en eslovaco y checo) en los últimos tiempos se ha distraído un poco de la carrera operística y se ha metido incluso en musicales, así que el tiempo nos dirá hacia dónde se quiere dirigir. 

Su voz está encuadrada en lo que se denomina como coloratura (de una forma un poco simplona podría decir que es una técnica vocal en la que el intérprete puede llegar a cantar de manera rápida varias notas sin concordar siempre con las de la orquesta), de manera que las piezas que canta son sobre todo italianas (Bel Canto), barrocas, y neoclásicas, siendo una de las que más me gustaron de este último estilo. Para mi gusto aquellas piezas que requieren pausa y contención suelen ser las que indican cuándo alguien vale en esta profesión y tiene buen gusto, y el Laudate Dominum de Mozart (que hace referencia al salmo ciento diecisiete) es un ejemplo de ello ciertamente diáfano. 


La letra dice algo así como; "Adorad todos al Señor, todos los pueblos, puesto que está confirmado que ha derramado su misericordia sobre nosotros, y la verdad del señor permanece en la eternidad. Gloria al padre al hijo y al espíritu santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos". Amén (En latín: "Laudate Dominum omnes gentes, omnium populi. Quoniam confirmata est, super nos misericordia eius, et veritas Domini manet in aeternum. Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper et in saecula saeculorum. Amen"). 

En fin, un bellezón con mucho talento cantando una de las piezas más delicadas de la música clásica, quizás una de las más bonitas que existan, de carácter religioso, las cuales en el pasado siempre han despertado una sensibilidad fuera de lo común en autores de los cuales incluso no cabría esperar dicha sensibilidad. Pero he aquí que siempre hay alguien que te puede superar, alguien que quizás no sea tan agraciado como tú pero que tiene una técnica y un portento de voz superior, la misma que dije que Patricia podría alcanzar con esfuerzo, sacrificio, y constancia. 


Cecilia Bartoli no será tan esbelta, tan guapa, y no tendrá el gusto estético de Patricia, pero es una fuerza de la naturaleza que sí tiene el gusto de saber cantar y a la par controlar el chorro de voz que tiene cuando sea preciso. Es una absoluta friki de su profesión, siente cada nota, y en ocasiones me la imagino casi haciendo cuernos jevarras en algunas piezas muy movidas porque sus movimientos de cabeza mientras aguarda su turno para cantar parecen que la van a llevar por esos derroteros. Pero incluso cuando hace eso también estamos hablando de belleza, de belleza supina. Ambas son necesarias, pero lo que hace Cecilia transcenderá el tiempo.