mércores, 18 de decembro de 2024

De sílfides y mouras.

*Sí, es una imagen hecha con IA que rompe la cuarta pared, pero es lo mejor que he podido aportar.

Hace unos cuantos años en Madrid, me dirigía en una noche de verano a mi (por aquel entonces) casa con una sensación de una amplia tristeza (por motivos que no vienen a cuento). Mi intención era rehuir el contacto humano dado que ya había salido de noche un poco por compromiso, y tenía unas ganas tremendas de llegar a casa lo antes posible. Caminé hasta la línea indicada, me subí al vagón, y me senté lo más alejado posible de todo el mundo, con la mirada perdida, y me dispuse a esperar pacientemente a que llegase el tren a mi parada, consciente de que tarde o temprano el vagón se iba a llenar de gente, y bueno, qué decir, de gente pasada, que es lo que te encuentras en el Metro a última hora. 

Así, paulatinamente se fue llenando conforme llegábamos a cada nueva parada, y entre la gente que se subía en un momento indeterminado aparecieron dos sílfides (chicas muy guapas y jóvenes) que se quedaron de pie cerca de mí. La verdad es que no le di mucha importancia a aquello, cada uno se ubica en el vagón donde le apetece, y además viéndolas a ellas pensaba que cada uno iría a su bola y santas pascuas, y en principio así fue; en primera instancia hablaron entre ellas muy animadamente, indiferentes a mí (como era de esperar), pero sin comerlo ni beberlo veo que me empiezan a mirar y me empiezan a sugerir cosas, todo sea dicho con una naturalidad que pocas veces he visto.

En circunstancias normales estaría alucinando en colores, pero estaba tan sumamente deprimido que si bien era consciente de la situación en aquel momento reaccioné no con indiferencia, pero sí con una serenidad pasmosa. La más guapa dio una vuelta de tuerca más a la situación y me suelta, “vente con nosotras”, y acto seguido sin comerlo ni beberlo me da un pico, y según acaba me suelta otro su amiga. De forma serena les digo que no (y creo que incluso le di las gracias), pero la más guapa todavía no se da por vencida y me espeta, “última oportunidad” antes de bajarse en la estación de Argüelles, pero si bien empieza a surgir en mí la chispa de una pequeña duda a pesar de todo permanezco sentado. Finalmente se abren las puertas y se van sin mirar atrás mientras yo continúo mi trayecto hasta la siguiente parada.

A día de hoy todavía no sé por qué pasó aquello y a cuento de qué, y más teniendo en cuenta las pintas lamentables que tenía yo en aquel momento (y la diferencia de edad; yo les sacaba como doce o trece años mínimo). No sé si aquello fue una apuesta entre ellas para ver si se ligaban a un tío random y lo ponían en evidencia, si realmente querían algo, pero además de por lo jodido que estaba no me daba buena espina el asunto (igual me querían robar, yo qué sé). La broma es que seguro que quiero que me pase algo semejante otro día y no sucede ni de tripi, pero en fin, supongo que las cosas tienen que suceder en el momento propicio, y sin duda alguna aquel no lo era.

Me he acordado y he sacado a colación este asunto porque, un poco por azar, hace unas semanas me he puesto a leer varios libros que tengo desde hace años sobre leyendas gallegas que ni siquiera había abierto. De su contenido lo que más me ha interesado ha sido principalmente aquellos relatos sobre Mouras, que es como aquí se llama en Galicia y el Norte de Portugal a las “hadas” que se encuentran en el folklore de toda Europa, en el rural; y no, no penséis en las hadas horteras de tipo shakespeareano, diminutas y con alas (como Campanilla en Peter Pan). Se trata de seres feéricos, de antiguas divinidades probablemente, que durante siglos sus leyendas y cuentos se relataron en lugares significativos del paisaje rural, ligadas a yacimientos arqueológicos (castros, megalitos) pero también a peñas sagradas y las aguas, tanto ríos como pozos, lagos, manantiales... De esta forma, las Mouras (como sus paralelos en otras partes de Europa) suelen ser chicas postadolescentes de una belleza sin parangón, usualmente rubias pero también pelirrojas, de tez y ojos claros. Son seres inmortales y ambivalentes, dado que bien pueden otorgar fortuna si la persona que se las encuentra supera la prueba que le plantean, bien esta se queda igual de pobre y la Moura no vuelve a aparecer, bien pueden incluso asesinar al mortal… 

Los mouros y las mouras son, por así decirlo, la alteridad, son otra gente, aquellos que habitaban Galicia antes que nosotros los gallegos, siendo además de corte aristocrático y finos modales, pero a la par también poseen una fuerza sobrehumana con la que son capaces de crear el paisaje pero también matar con suma facilidad a los humanos si lo estiman oportuno. Como decía, leyendo algunas de estas leyendas aquel encuentro me recordó a algunos relatos de esta índole, puesto que las Mouras son mujeres de gran belleza que se acercan a mujeres y hombres para ponerlos a prueba y ofrecerles una recompensa, dado que poseen gran cantidad de oro. Con todo, a pesar de la recompensa hipotética, generalmente los humanos prefieren evadir su contacto, porque esos encuentros con estos seres suelen tener un final trágico, y más aquellos que implican relaciones amorosas, algo lógico si tenemos en cuenta que las mouras son inmortales y los hombres mortales.

Moura en gallego alude al término mora, es decir, la palabra con la que se denomina desde época romana a los habitantes de la parte occidental del norte de África (maurus en masculino, maura en femenino), aunque a día de hoy tiene connotaciones peyorativas. Dadas las características y el arquetipo de belleza que representan las mouras no parece que procedan del Norte de África, pero es posible que la elección de su nombre tuviese que ver con el hecho de que estos seres no son cristianos y en el pasado se pensase que poseían poderes sobrenaturales. 

De esta forma, es bastante probable que para los habitantes del noroeste peninsular en la Edad Media, dado que en el Norte de Portugal (durante mucho tiempo parte de Galicia) y Asturias también se alude a la figura de la moura, los musulmanes fuesen seres sobrenaturales y con poderes mágicos, puesto que el contacto que tenían con el Al-Alándalus era tangencial (no parece ser el noroeste un área de interés para sus gobernantes, bien porque no pudieron controlarla bien por desinterés), convirtiéndose con el paso del tiempo en seres mitológicos. Además, el hecho de que los musulmanes no sean cristianos propicia que esta característica concuerde con los paralelos de mouros y mouras en el folclore europeo, aunque en dichos paralelos es más fácil apreciar connotaciones precristianas a través de su nombre.

Si volvemos al corte aristocrático que se le presupone a las mouras, es relevante tener en cuenta que otros nombres por los cuales se les suele aludir son los de señoras, princesas, reinas, damas, donas, señoritas… Son por tanto formas de referirse a personas con poder y relevancia, y por tanto ellas deben ser tratadas en base con esa dignidad. A mi entender estos títulos aluden quizás a otros antiguos alusivos a diosas ancestrales, dado que por ejemplo, en los últimos siglos del Imperio Romano era frecuente encontrar el título de Domina (señora) para aludir a una divinidad femenina, un título que por ejemplo han heredado las diferentes vírgenes cristianas. 

En lo que respecta a las leyendas per se, me gustaría hablar de varias tipologías; un caso significativo es la de tipo moura-serpe (moura-serpiente), siendo quizás el caso más conocido el del Castro de Negros, en Redondela. Así, se cuenta que en este antiguo y abandonado Castro (un asentamiento de la época de la Edad del Hierro) vivía una moura de belleza sobrenatural que por las mañanas aparecia peinándose con un peine de oro sobre una peña que miraba hacia la Ría de Vigo. Dada su belleza inconmensurable todo aquel que la viese quedaba embelesado, aunque si ella intuía que estaban siendo observada desaparecía, probablemente hacia las profundidades, hacia el interior de las piedras, donde vivía en su palacio. Se cuenta que, a pesar de todo, si los jóvenes insistían durante varios días ella se daba a conocer, y ambos se enamoraban. 

No obstante, las mouras siempre exigen superar una serie de pruebas para evidenciar que el humano es digno de ella y del tesoro que poseía, siendo quizás este caso el que evidencia una prueba más extrema; así, el chico debía sentarse por la noche en la misma peña en la cual la moura se peinaba todos los días a la luz del sol, junto al precipicio en el que se ubicaba la citada peña, y esperar a que la moura se apareciese como una serpiente que llevase un clavel en la boca, clavel que debía serle arrebatado para así superar la prueba. Si bien los chicos embelesados le prometían a la moura que se enfrentarían a la prueba, muchos de ellos a la hora de la verdad huían despavoridos cuando ven a la moura transformada en serpiente, mientras que solo los más temerarios deciden resistir y permanecer sentados ante el avance del ofidio. 

Así, la gran serpiente avanza en dirección a él hasta que rodea con sus anillos el cuerpo del chico, al cual cada vez aprieta con más fuerza hasta que sus rostros están frente a frente, situación en la cual el chico siente el peligro de muerte; ante la falta de aire, el mortal lucha por zafarse de la serpiente en vez de intentar quitarle la flor, de manera que como resultado todos aquellos que se someten a la prueba acaban despeñándose por el precipicio. No obstante, y como si no hubiese pasado nada, la moura al día siguiente sigue su rutina, apareciendo por la mañana nuevamente en la roca que mira hacia la Ría de Vigo, esperando a que alguien por fin pase la prueba y sea digno de ella.

En algunas ocasiones se alude a Mouras que plantean pruebas más factibles, como por ejemplo un relato de uno de estos seres que habita en las aguas de un manantial en la zona de O Valadouro (en el norte de Lugo); se cuenta la historia de un chico muy humilde que al ver a una Moura peinándose cerca del citado manantial acudía con frecuencia a verla, hasta que un día ella se dio a conocer y le preguntó, “¿quieres casarte conmigo?”, a lo que el chico, sin poder mediar palabra, asintió con la cabeza. No obstante, ella le exige una serie de pruebas dado que él es pobre y ella no está dispuesta a casarse en tales circunstancias. Pasado el tiempo, cuando el muchacho consigue superar todas las pruebas se besan y se introducen en el agua para nunca más ser vistos… 

Otra tipología es la de las tres mouras del manantial. Este tipo de historias eran muy comunes en Galicia, Portugal, y Asturias, y al menos en el caso gallego se suele aludir a estas mouras muchas veces como “O encanto”, dado que están encantadas en el río, manantial, o pozo, en el que se hallan. En la versión gallega se habla de un segador que trabajaba de temporero en Castilla (algo muy común hasta el siglo XX) y que un día se encuentra súbitamente con un hombre rico. Dicho hombre le pregunta por su origen al gallego, y cuando le dice el pueblo del que procede el hombre le contesta a su vez que allí existe una fuente con tres mujeres encantadas, y que si consigue desencantarlas estas le darán parte de sus riquezas, para lo cual deberá invocar sus nombres mientras arroja tres panes que bajo ningún concepto debe comer siquiera un trozo. A la par, para que el ritual sea efectivo, no debe hablarle sobre la fuente o los panes a nadie.  

Así, llegado el día en el que el segador vuelve a su casa, antes de ir a la fuente se dirige a su domicilio a ver a su mujer y sus hijos, a los cuales hace mucho que no ve. Su mujer, con curiosidad, le pregunta qué es lo que lleva en el paquete en el cual están los panes, a lo cual el hombre se niega a darle explicaciones. En este sentido, este factor no hace más que potenciar la citada curiosidad femenina, de forma que aprovechando que su marido está dormido decide abrir el envoltorio de los panes. Al verlos, no puede remediar darle un mordisco a uno de ellos, mordiscos que en algunas versiones provocan que del pan emane sangre, un hecho que le produce pavor y hace que vuelva a envolver todo rápidamente. 

Sin ser consciente de esta circunstancia, al día siguiente el segador se dirige al pozo, fuente, o manantial, del que le hablaron en Castilla, para así confeccionar el ritual. Al invocar a las dos primeras mouras salen del agua dos hermosas mujeres en sendos caballos blancos, pero al invocar a la tercera se aprecia otra moura igualmente bella y hacia el fondo a un caballo de tres patas que no puede correr. La moura le dice al mortal, en ocasiones muy triste y en ocasiones enfadada, que no podrá abandonar el manantial y que permanecerá encantada por su negligencia, así como que tampoco podrá recompensarlo. No obstante, a pesar de todo, le entrega una faja para su mujer, para que se la ponga cuando vaya a estar de parto, y acto seguido desaparece.

El segador se extraña de este regalo, dadas las circunstancias, de modo que decide extender la faja sobre un árbol, implicando este hecho que arda ipso facto, deduciéndose que la moura había sabido que su mujer había comido parte del pan y que por tanto buscaba castigarla por impedir que fuese desencantada. Abundando en este tema, algunos estudiosos han llegado a plantear la interesante hipótesis de que el motivo del enfado se debía a que dado que las mouras suelen tener intenciones sexuales con los hombres, existe la posibilidad de que fuese realmente la condición de hombre casado la que impidió que fuese precisamente desencantada la última moura y que por tanto el ritual no pudiese llevarse a cabo de forma satisfactoria.

Por otra parte, otra tipología alude a encuentros en los que la moura proporciona riquezas y no tiene intenciones sexuales, entrando por tanto en la ecuación también chicas jóvenes, mujeres, y hombres adultos. Una muy usual atañe a chicas adolescentes que se encuentran con una moura y que esta le entrega una serie de monedas de oro en sus bolsillos, conminándole al mortal a que no mire la recompensa hasta que llegue a casa. Con todo, la curiosidad carcome a la chica que observa el oro antes de llegar, de forma que para su decepción, al llegar a su domicilio lo que antes eran monedas de oro ahora son trozos de carbón. 

En otras ocasiones estos relatos abordan relaciones de más largo recorrido, produciendo en el mortal la relación con la moura muchas riquezas. Esta relación se basa en un voto de silencio, como es habitual, es decir, nadie puede saber que el humano tiene contacto con la moura y que esta le proporciona riquezas. Un día, tristemente, algo se tuerce y la moura no vuelve a aparecer más, implicando este extremo la desaparición de la prosperidad para el mortal. 

Por otra parte, existe un tipo de cuentos que suelen aludir a una moura que también se aparece un día sobre un lugar significativo del paisaje rural peinando sus cabellos al sol, siendo vista por una joven con la que interactúa. Así, en base con el diálogo que establecen, generalmente la moura puede entregarle a la adolescente unas monedas de oro, pero sobre este asunto debe guardar silencio y no decirle nada a sus conocidos. Pasados los días la chica va trayendo monedas a casa, hasta que un día su madre tras insistir mucho consigue saber la procedencia. Al día siguiente, la chica va en busca de la moura pero ya no regresa más, produciendo ese hecho desazón en su madre que la busca sin parar, hasta que dentro de un roca escucha una canción en la cual la moura se regodea de haber comido a la niña. 

Existen, por el contrario, algunas historias con final feliz dentro de esta tipología; se cuenta en un relato procedente del área de Sanxenxo que un día una chica que iba cargando leña por el monte se encontró sobre una peña a una moura que peinaba sus cabellos. La chica se acercó, la moura le secó el sudor de la frente y después se la besó, introduciendo poco tiempo después a la adolescente dentro de la roca. Años después, un día apareció en su pueblo llena de alhajas, exactamente con la misma apariencia que tenía que cuando se fue, sin haber envejecido un año, un factor que se entiende si se tiene en cuenta que donde habitan los mouros el tiempo pasa mucho más despacio que en el mundo de los mortales. 

En fin, las mouras posiblemente sean una reminiscencia de una gran diosa pagana asociada a las aguas y a las piedras que otrora fueron sagradas, pero sobre todo a elementos relacionados con la fertilidad. La llegada del cristianismo hizo que se convirtiesen en seres legendarios que a pesar de los intentos de ser borrados del mapa siguieron habitando en el imaginario colectivo de una forma diferente a la que tuvieron en un inicio. Su recuerdo solamente está comenzando a desaparecer de la tradición oral hoy en día después de milenios de existencia, aunque por el contrario sus historias se recopilan y en otras ocasiones algunos vecindarios buscan mantener viva la tradición oral, un legado que sin duda conecta el presente con el pasado y que dice muchas cosas sobre un entorno. 

Las mouras representan un poco un miedo a lo desconocido, hacia el poder de la naturaleza, y en ocasiones sus relatos sirven también para ejemplificar moralejas, como por ejemplo, la desconfianza hacia los extraños, los peligros que acechan a los niños y adolescentes cuando se alejan demasiado de casa, un poco en cierta manera lo que sucede en el cuento de Caperucita Roja, relato que por cierto tiene mucha miga, muchísima. En otras ocasiones sus historias señalan que la codicia es un camino que siempre implica el castigo, o por el contrario que los actos desinteresados acarrean una recompensa. Son por tanto seres ambivalentes, que se portan bien o mal en base a si el humano respeta los códigos en los cuales se debe plantear la interacción entre el mundo inmortal y el mundo mortal.

Salvando las distancias, si volvemos a mi cutre historia en el metro de Madrid con aquellas dos sílfides, algo así sentí en esa ocasión; demasiado fácil y bonito para ser cierto. En fin, ahora ya está, y como dicen los viejos por aquí, “Deus nos libre dun xa foi”, es decir, “Dios nos libre de algo que ya ha sido”. 

luns, 29 de xullo de 2024

“Allegoria”: La Ceremonia de Apertura de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004

Tengo que reconocer que ver a los reaccionarios, nazis, y demás calaña retrógrada rabiando por la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París me ha encantado, pero quizás salvo la parte de Celine Dion (sin ser yo muy fan) y los juegos de luces sobre la Torre Eiffel me ha parecido un batiburrillo sin mucha chicha. Lo cierto es que, en general, estas ceremonias suelen tener un hilo conductor que las vertebren un poco; en Barcelona había sido la historia del Mediterráneo y en Atenas el bagaje griego de los propios Juegos Olímpicos, por ejemplo, por citar quizás las dos que más me han gustado (las tenéis enteras en Youtube, por si una tarde estáis aburridos y no sabéis qué hacer) aunque las de Pekín y Londres también me gustaron pero no las tengo grabadas en mi memoria tan a fuego. Por el contrario, en el caso de París no me pareció que existiese nada que fuese un hilo conductor, para ser sincero, y eso le restó atractivo.

El caso de Atenas 2004 ciertamente me tocó la fibra porque yo soy clasicista, no en el sentido cutre que alude a que me guste lo clásico, en un sentido generalizante de la palabra, no, en el sentido que alude al mundo griego y romano. En este sentido, estos días en Twitter muchas cuentas buscan hacerse los exquisitos poniendo vídeos de, quizás, la parte más nacionalista de la ceremonia, aquella en la que se hace un repaso de todas las principales culturas que pasaron por Grecia, omitiendo dos de las más importantes, a los imperios romano y otomano… Con todo, es una parte muy vistosa, y de ella me gusta especialmente cómo representan al mundo Micénico y al Bizantino.

Esa parte, si mal no recuerdo, se llama Klepsydra, reloj de arena, una forma muy evocadora de aludir a dichas civilizaciones a lo largo de la historia. Pero a mí la que realmente me hizo derramar alguna lagrimilla fue “Allegoria”, una parte que va inmediatamente antes y que evoca al nacimiento de la propia cultura griega y su influencia en el mundo actual:

Todo sucede en el Estadio Olímpico (ejem, diseñado por Calatrava), situándose en el medio un gran lago de agua. En uno de sus márgenes apreciamos a una mujer vestida de negro que porta un busto pretendidamente marmóreo griego. Lo sostiene primeramente boca abajo, sin saber muy bien qué hacer mientras se mesa los cabellos, apoya sus manos sobre él, y mira a su alrededor mientras recita (mentalmente, a través de la megafonía) el siguiente poema de Yorgos Seferis (Mithistoríma 3), que evoca en cierta manera la relación de los griegos de hoy en día con la antigüedad:

Y caía en el sueño a medida que del sueño yo salía… Me desperté con esta cabeza de mármol en las manos que me agota los codos, no sé dónde apoyarla. Y caía en el sueño a medida que del sueño yo salía, así se unieron nuestras vidas y será muy difícil volver a separarlas.

Justo mientras recita sus últimas palabras la mujer contempla a un majestuoso centauro rojo (uno de los seres mitológicos griegos) que arroja una lanza luminosa (mientras el propio centauro avanza) con un recorrido paraboloide hacia una gran escultura antropomorfa que surge de forma súbita de en medio del lago… Se trata de una de las esculturas Cicládicas, que a su vez pertenece a la Civilización Cicládica; cultura que habitó gran parte de las islas del Egeo durante la primera edad de los metales (del IV milenio al III antes de Cristo). Las caras de estas esculturas marmóreas son como veis muy esquemáticas, con una forma geométrica y cuyo único rasgo suele ser una nariz también esquemática.

El centauro ve como surge esta gran escultura sobre la que se proyectan diferentes objetos poligonales, quizás aludiendo al lenguaje matemático, para poco después alzarse la escultura más alto todavía y deshacerse en pedazos, de forma que en su parte central vemos que aparece una escultura antropomorfa masculina; se trata de un torso de un kurós, una escultura de tipo arcaico que se documenta en la Grecia continental entre los siglos siglo VII y VI a.c. y que se caracteriza por tener una anatomía esquematizada y basarse en la ley de la frontalidad. Poco después, las piezas del kurós se deshacen y al separarse apreciamos un torso más perfecto, un torso de época clásica (siglo V d.c.), una escultura cuyos miembros no necesitan estar pegados al cuerpo y que posee una anatomía mejor estudiada y trabajada. 

De forma idéntica a lo que había pasado con anterioridad estas piezas también se separan y se colocan horizontalmente y van descendiendo poco a poco; la cámara enfoca nuevamente a la mujer, la cual ahora sonríe mientras observa el panorama, a la par que el Centauro eleva su mano derecha señalando a todas las piezas. Del centro surge ahora un cubo que se alza con un hombre atlético con el torso desnudo, situado en cuclillas sobre el objeto, y que también observa el panorama hasta que el cubo empieza a dar vueltas, momento en el que se yergue sobre él (representando un paso adelante en el conocimiento humano) y comienza a andar lentamente. Mientras esto sucede, las piezas de las esculturas se vuelven a alzar, y sobre ellas se proyectan diferentes imágenes; un ojo, unas células que se separan, niños de diferentes razas, un astronauta, una brújula, un cerebro visto con rayos x, una pareja haciendo danza contemporánea… Finalmente la música termina, el cubo vuelve a sumergirse en el centro del lago, y finalmente las piezas de las esculturas de forma delicada se posan sobre la superficie del lago.

Lo cierto es que no hace falta tener mucho conocimiento para apreciar la belleza de esta “Allegoria”, belleza que se ve reforzada por el uso que se hace adaptando el final de la 3ª Sinfonía de Gustav Mahler, la cual potencia los momentos de emotividad (emotividad que se palpa en el ambiente cuando el público empieza a aplaudir de forma evidente en no pocas ocasiones), pero también es cierto que todo tiene su porqué y una interpretación histórica. Comencemos por el final; las piezas de la escultura situadas sobre la superficie parece que evocan a las Islas Cícladas, donde se ha documentado una de las civilizaciones que habitaron Grecia más antiguas y que se corresponde con la primer escultura que vemos. Es decir, ahí nació el sueño, sueño que es el mundo griego, empleando para tal efecto un poema de Seferis (que es un autor del siglo XX, por cierto), un mundo el cual es la base del pensamiento occidental y por tanto del pensamiento contemporáneo y de los diferentes avances en todos los campos del saber. Es decir, lo que se pretende señalar es que Grecia es la base de la humanidad tal y como la conocemos. 

Al mismo tiempo, parece que se busca evocar un elemento que forma parte de muchas mitologías, y esto es el océano primigenio del cuál surge todo (océano que se referencia a través del lago artificial), un factor que en el mundo griego no se halla de forma diáfana, paradójicamente. Así, la mujer, que es la persona que sueña, y el centauro, quien propicia que se desencadene la creación, observan el transcurso del sueño que comienza en Grecia y que finalmente desemboca en nuestro mundo.

A mí esto siempre me tocado la fibra porque parte de mi vida la he dedicado al estudio del mundo antiguo, y aunque habrá gente que se dedique a otras culturas que, seguramente, pensará que esto es un poco chauvinista tampoco se puede negar que Grecia es una parte capital de lo que somos, para bien o para mal, y que es algo que no podemos negar.

En fin, no sé qué más puedo decir, creo que lo mejor que podéis hacer es ver el vídeo y sacar vuestras propias conclusiones más allá de lo que yo os pueda decir, aunque como ya he dicho, para mí este siempre será uno de mis vídeos favoritos de internet. Ζήτω η Ελλάδα!

sábado, 17 de febreiro de 2024

El PPdeG, Feijóo, y la Xunta: Relación parasitaria.

A lo largo de todos los años que he escrito en este blog, creo que lo que más recurrentemente me ha enervado ha sido concretamente una persona; Núñez Feijóo. En 2009 llegó a la Xunta por medio de una campaña no sucia, lo siguiente, infinitamente más que la campaña del PP este 23-J, una campaña trumpista (sí, antes de Trump), llena de acusaciones de las que después se olvidaron (y que casi nadie se ha acordado de verificar una vez llegó el PP a la Xunta). 

Miente, que algo queda. Había en juego muchos intereses económicos, porque es lo que pasa cuando quieres cambiar las estructuras de un lugar, algo en lo que quizás fueron demasiado ambiciosos en el bipartito y en lo que tuvieron que tener más mano izquierda, aunque a “toro pasado” es fácil decir esto. Por este motivo, cuando Feijóo fue investido presidente hay una foto muy ilustrativa, foto en la cual le vemos abrazado al todavía hoy presidente de Iberdrola, Sánchez Galán, que poco menos le entra a morro a Feijóo. No es para menos, Feijóo iba a echar abajo un plan eólico con contratos ya firmados para beneficiarle a él y a su empresa. Creo que la Xunta todavía sigue pagando indemnizaciones a día de hoy… 

Hay dos situaciones ilustrativas de mi círculo cercano que ilustran muy bien cómo era el ambiente el año que ganó Feijóo y de cómo influyó la propaganda y el marco mental que se fijó en la sociedad gallega, siendo estos dos ejemplos de dos personas que generalmente votan a la izquierda. Me acuerdo que mi pareja, por aquel entonces, cuando ya se supo el resultado, al poco, sonó el teléfono y era su madre, y se pusieron a hablar; después de los “¿cómo estás?” y demás preguntas de rigor, cuando comentaron las elecciones ella le dijo con suma indiferencia, “sí, parece que Nao está muy enfadado con el resultado”. Otra situación semejante fue la siguiente; charlando un día con una amigo mientras tomábamos unas cañas nos pusimos a hablar de política sin profundizar mucho, hasta que me dijo lo siguiente; “sí, porque el bipartito era un caos”. Recuerdo que cuando me soltó eso, cansado de escuchar ese mantra en personas de derechas, le respondí algo airado, “¿me quieres decir qué entiendes tú por caos?”. No me supo responder, solo dijo cosas poco concretas, las que leía en La Voz de Galicia o, ya después de que Feijóo llegase a la Xunta, escuchaba en TVG. El tema del bipartito PSdeG-BNG ha sido el conejo que Feijóo ha sacado de la chistera para justificar alguna situación con poco arreglo, porque lo cierto es que el PPdeG a día de hoy, casi 15 años después, todavía sigue con el mantra del bipartito y el caos.

Un poco estos dos ejemplos definen muy bien cómo respirar una una parte sustancial de Galicia. Son dos reacciones de indiferencia ante un cambio político que costó mucho conseguir, porque aquí siempre ha gobernado el PP o anteriormente AP (el PP antes de llamarse PP), salvo un paréntesis entre el 87 y el 89 con gobierno del PSdeG y Coalición Galega, y el periodo del bipartito (2005-2009) con gobierno de PSdeG y BNG. 

Y es que el PP en Galicia, más que en ninguna otra parte, tiene un sentido patrimonial del poder, es suyo, y si alguien “ocupa” ese puesto hará lo que haga falta por recuperar su puesto, porque ese es el orden natural de las cosas. Embarrará el campo lo que haga falta, y si hay que soltar trolas diciendo que un candidato maltrataba a su mujer siendo mentira, se dice, si hay que decir que los coches oficiales de la Xunta costaron un ojo de la cara y lo hizo el bipartito (cuando eran todos de época de Fraga), se dice, si hay que mentir diciendo que el bipartito te va a robar las tierras, se dice… 

En aquella campaña fue muy comentada otra foto; en esta ocasión del vicepresidente, Anxo Quintana, saliendo del yate de un empresario de la construcción, Jacinto Pérez. La foto no me acuerdo si la sacó ABC o La Voz de Galicia, pero corrió como la pólvora durante la campaña. Jacinto Pérez era uno de los principales sufragadores de Xornal, un periódico que pretendía competir con La Voz de Galicia, pero desde un punto de vista más progresista. Pues bien, el periódico siguió existiendo después de que perdiera la Xunta en 2009 el bipartito, pero una vez que ganó las generales el PP, en 2011, a Rajoy le faltó tiempo para llamarle y decirle que o cerraba el periódico o no iba a tener un puñetero contrato para construir en España mientras él fuese presidente… eso cuentan las crónicas. Se cargaron hasta las hemerotecas de internet porque cerraron la página prácticamente el día que anunciaron que cerraban. Por otra parte, paradójicamente, años después, cuando Feijóo se planteaba su salto a Madrid apareció en un medio conservador la famosa foto de Feijóo y Marcial Dorado (un narcotraficante) en un yate. 

Los mismos medios que señalaron a Anxo Quintana ahora dejaban que la foto hablara por sí sola, no quisieron hacer mucha más sangre. Y es que se cuenta que fue una rival de Feijóo, Soraya Sáez de Santamaría (vicepresidente con Rajoy), la que filtró la foto para que Feijóo no le hiciese sombra y se quedase en Galicia. Y lo cierto es que se habló en Madrid mucho de la foto, pero en Galicia la cosa fue distinta; y es que en Galicia no hay prensa, hay un NODO informativo. Las cabeceras de las siete ciudades son deficitarias, y se nutren en gran medida con los fondos de la Xunta, los cuales a priori están destinados para aquellas cabeceras que usen más el gallego… cosa que apenas cumple alguna. La diferencia de la línea editorial de TVG y esos periódicos es casi inexistente; hemos tenido casi 15 años de panegíricos dedicados a Feijóo, algo que ni en época de Fraga se hizo de forma tan descarada. Por otra parte, en este aspecto destaca La Voz de Galicia, el periódico más vendido de Galicia y una suerte de portavoz de la Xunta de facto. La transformación es evidente, dado que ha pasado de ser un periódico que antes daba voz a toda la sociedad gallega a convertirse en un medio sumamente parcial y que a día de hoy ya no engaña a nadie, porque cada año se escoraba más y más a lo que es hoy en día; una farsa.

Como ya avanzamos, su línea editorial poco se diferencia de TVG, que a día de hoy solamente tiene en la práctica como elemento diferenciador su obsesión por poner orquestas y fiestas. De todas formas, cuanto tienen que dar caña y seguir la línea del partido la dan. Os pongo un ejemplo ilustrativo; esta semana, Marta Darriba (la presentadora estrella del “telexornal” mediodía, el telediario del mediodía) empezaba atacando al BNG y comparándolo con ETA, un hecho en el que La Voz de Galicia ha insistido varios días también, coincidiendo con la estrategia del PP de forma bastante flagrante. 

Pero, ha sido algo puntual, porque nuevamente han intentado retomar lo que ha sido la tónica de estas últimas semanas; aquí no pasa nada, la táctica del PP desde 2012 cada vez que hay elecciones a la Xunta. Pero sobre todo, se ha buscado ocultar la campaña por lo sucedido en el desastroso debate de Rueda al principio de la misma, siendo paradójicamente Marta Darriba una de las moderadoras (barriendo para “casa” de manera evidente, por cierto, puesto que Rueda podía interrumpir siempre y los demás eran reprendidos si lo hacían). Con todo, no a todo el mundo le gusta ser un estómago agradecido, como a ella, y desde hace varios años muchos trabajadores se manifiestan cada viernes contra la manipulación flagrante que existe, habiendo relegado a trabajadores a puestos marginales cuando estaban en programas de máxima audiencia si estos eran ariscos contra el “manual”, llegando a sufrir hace varios años dicha penalización los dos principales presentadores del “telexornal”. Llevan 300 “venres negros” protestando los trabajadores de CRTVG; echad cuentas de cuántos años significa eso… 

Esta es la Galicia de Feijóo, una Galicia en la que sí, no existe el extremismo de los lugares más cañís como Madrid o Castilla y León, porque aquí no hay Vox que valga, pero aquí está todo “atado y bien atado”. Porque sí, Galicia es conservadora, pero el gallego en todo caso es español a su manera, y de hecho desde hace siglos cuando emigraba nunca decía que era español, decía que era gallego, no por un afán de diferenciación, sino porque la identidad gallega es muy marcada, es secular, y por ese motivo el PP en la campaña de la Xunta nunca ha querido la presencia de líderes estatales, hasta esta campaña, y paradójicamente ese hecho puede coincidir con la llegada de una presidente nacionalista a la Xunta… Por otra parte, hay que pensar que Fraga se hizo presidente de la Xunta con un discurso galeguista, no centralista, y elogiando a Castelao, pensador del cual vetó un homenaje cuando era ministro franquista… Bueno, eso, y tampoco se puede olvidar el viaje que él hizo a la Cuba invitado por Fidel Castro (dictador comunista de la isla) y el que hizo el propio Castro a Galicia de su mano… 

La galleguidad es difícil de entender para la gente de fuera, los castellanos (aunque estemos cerca geográficamente de ellos son lo más opuesto a nosotros en forma de ser y pensamiento), por ejemplo, dicen que ni subimos ni bajamos, y yo cuando escucho eso siempre les digo que ellos son unos más bordes que una esquina, y que nosotros no. De hecho, me hace gracia la cantidad de periodistas que cubren la realidad política del congreso-senado y de la Comunidad de Madrid, en general, y que estos días intentan explicarnos a los gallegos qué pasa en Galicia… Fallan más que una escopeta de feria, porque el contexto gallego no se ve afectado por temas como la “amnistía”, no, incluso habrá votantes del PP de aquí que les parecerá necesaria, estoy seguro. La gente cuando vota a la Xunta vota a la Xunta, no al Congreso, como puede pasar en otras partes. Galicia no es cañí. Lo usual para comprender la realidad gallega es preguntarle a los periodistas de aquí, y según se comenta, eso ni si lo plantean; ponen el filtro M-30 y a tomar por culo. Un poco hacen también los catalanes, pero ni de lejos con la misma intensidad, porque parece que estos sí que han preguntado más a los profesionales de aquí.

Lo que más me revienta es que en estos casi 15 años los medios de “izquierda” capitalinos han pasado de Galicia como de la mierda, han comprado el relato de Feijóo-moderado sin pestañear, y no se han preocupado por lo que hacía. De hecho, en época de Casado lo contraponían a él, para señalar que este era un extremista en comparación con Feijóo… vaya golpe de realidad se han pegado. De todas formas, de alguna manera consideraban que estaba bien que Feijóo estuviera aquí ganando mayoría absoluta tras mayoría absoluta. Qué pasa, que tras 15 años de degradar poco a poco pero de manera continuada los servicios públicos la situación se resiente (Galicia es un país envejecido, además), y, desde la perspectiva capitalina, por otra parte el hecho de que Feijóo lleve dos años en Madrid ha implicado que, claro, haya puesto en práctica las mismas tácticas que antes ponía aquí, las mismas que, se conoce, a El País o El Diario le parecían nimiedades (cosas de gallegos, quizás), pero la cosa cambia cuando toca sufrirlas en la Villa y Corte… 

Galicia, en fin, era una pieza importante para esos medios, supongo, quiero decir, era importante que no se convirtiera en Euskadi o Cataluña, una pieza de caza, si lo preferís, por eso en la primera campaña que ganó Feijóo en 2009 El País y la SER miraron para otro lado ante los ataques salvajes y falaces contra el bipartito. Lo que pasa es que ahora la situación no es la misma, y desde Ferraz ven necesario que el PP pierda la Xunta, sean ellos segundos o terceros, les da igual. De hecho, no es extraño que FAES (una suerte de centro de estrategia política de la derecha) diga esto del PSOE; “¿es patriótico arriesgar el gobierno de la única comunidad sustraída al proyecto desnacionalizador del saoberanismo?”. 

Eso es lo que somos para la intelectualidad política de Madrid, pero las cosas han cambiado por una mutación de estrategia en la izquierda capitalina; por ese motivo, ahora toda la prensa de Madrid (inclusive la de izquierdas) se vuelca en esta campaña, y también es cierto que por primera vez hay una candidata que ha sabido ilusionar, aunque prefiriría que el BNG fuese más transversal de lo que es ahora, pero bueno, no estamos para ponernos estupendos. La cosa ha cambiado porque durante esta campaña han pasado cosas, y a partir de la primera reelección de Feijóo en Galicia antes en las campañas lo que se buscaba es que no pasara nada para que la gente votase lo de siempre y la izquierda se abstuviese conscientes de que votar era casi tontería, pero esta vez han pasado “cositas”, y por primera vez desde 2005 hay ilusión por cambiar las cosas.

Si mañana el PP no consigue la absoluta y los diputados que saque el trastornado y trumpista de Jácome no sirven para que la alcance me sentiré como Frodo cuando le dice a Sam después de que se destruyera el Anillo Único, “se acabó, se ha ido”… Ya simplemente por ver cómo sufre el PPdeG habrán valido la pena estas dos semanas. “Quen ten cú ten medo”, como decimos en Galicia (“quien tiene culo tiene miedo).


xoves, 20 de xullo de 2023

Hay que convencer a gilipollas para no irse al guano… Esto vale para las elecciones y para la vida en general.

Hago mía esta reflexión de Ignatius sobre las elecciones de este domingo, 23-J; si la izquierda no gobierna es que no hemos sido capaces de convencer a un número significativo de gilipollas y la derecha sí. Como gobierne Feijóo con los fascistas no sabéis lo que se nos viene encima, abstencionistas… 

domingo, 22 de xaneiro de 2023

Tolkien y la eternidad: 1.


Últimamente, a propósito de la criticada serie (principalmente) por el facherío The Rings of Power, he vuelto a releer a Tolkien, y la verdad es que creo haber entendido mejor su obra si la interpreto desde la óptica de la eternidad, un asunto que en cierta medida siempre me ha interesado porque trata sobre el más allá, temática que a Tolkien como devoto católico no es nada extraño que le interesase trasladar a su obra de ficción, un extremo que parece confirmar el autor en sus cartas. Abundando en este tema, aunque me considero agnóstico es probable que al hacerme más viejo quizás cada vez me toque más pensar en estas cosas, dado que ya no es extraño que gente a la que quieres te deje para siempre porque su vida ha llegado a su término, y también en parte porque uno ya es consciente de que quizás el día menos pensado tendrá que trasladarse al otro barrio (aunque sea por una muerte absurda, de un macetazo en la cabeza se ha muerto más de uno, por ejemplo), como se dice coloquialmente. Con todo, siempre he sido algo transcendental, a mi manera, de manera que estos temas siempre me han interesado.

Sea como fuere, intentaré condensar el mundo de Tolkien en dos o tres posts más, de forma que no hará falta explicar absolutamente la mayor parte de las batallas si tenemos como hilo conductor la inmortalidad, o mejor dicho, el ansia de la inmortalidad como leitmotiv de los textos de este autor. Por otra parte, en el fondo estos posts no dejarán de ser una forma de explicarme a mí mismo el imaginarium de Tolkien desde esta perspectiva, que es precisamente para lo que sirven muchas veces los textos, para que el autor ponga sus propias ideas en claro.

Así, el universo creado por Tolkien va más allá de ser una serie de obras sobre un mundo de fantasía, realmente tiene un trasfondo humano muy potente, el cual ha transcendido generaciones y que no hay duda de que lo seguirá haciendo por otras muchas más que están por venir. De esta manera, un profesor de filología inglesa de la Universidad de Oxford que escribía cuentos para entretener a sus hijos acabó por componer una obra a lo largo de su vida que fue perfeccionando y puliendo en sus ratos libres y cuando la vida misma le dejaba un rato de libertad. La obra fue cobrando vida de tal forma que incluso llegó a mandarle a su hijo Christopher capítulos durante la II Guerra Mundial para que se entretuviera y para que así pudiese evadirse leyéndolos (en medio de tanto horror). Este hecho es interesante dado que su primera obra, El Hobbit, la publicó en 1937, pero no sería hasta 1954 cuando publicase la trilogía de El Señor de los Anillos, de manera que lo que le pasaba a su hijo Christopher durante la guerra no eran otra cosa que los borradores de lo que sería su obra cumbre. Con todo, si bien El Señor de los Anillos era una obra que continuaba la historia de El Hobbit, nunca llegó a publicar en vida las historias anteriores cronológicamente a ambos trabajos, relatos que serían editados en 1977 por Christopher cuatro años después de la muerte de su padre en base con sus escritos muchas veces inacabados. Dichos relatos serían compilados en lo que hoy conocemos como El Silmarillion.


En lo que respecta principalmente a El Señor de los Anillos, en la obra también hay parte de las experiencias vitales del propio Tolkien, principalmente las que experimentó durante la I Guerra Mundial, de forma que a consecuencia de ella abjuró de la industrialización (a la que echaba la culpa por fomentar un desarrollo armamentístico sin igual en la historia de la humanidad) y abogó por la vida tranquila y el respeto por la naturaleza, ambos elementos característicos de los hobbits en su legendarium, de forma que uno de sus miembros, Frodo, sería quien habría de salvar al mundo de la destrucción que la tiranía de Sauron hubiese propiciado. A propósito de Frodo, el compañerismo con Sam (que raya lo gay en las películas de Peter Jackson) lo justifica Tolkien por la lealtad que se adquiere durante una guerra, un compañerismo a prueba de bombas, nunca mejor dicho.


Pero si bien, como acabamos de señalar, cuando se analiza la obra de Tolkien esta confrontación entre bucolismo e industrialización (y la consecuente destrucción del medio) está presente, en algún momento también el autor habla de algo que es más profundo que esta dicotomía; la eternidad. Así, este concepto ayuda entender tanto la corrupción de los hombres e incluso la de los propios elfos, las razas de seres más importantes dentro de su obra. Este extremo puede llevarse a cabo dado que seres superiores en poder a ellos, tales como Morgoth (un valar) y posteriormente Sauron (un maiar), jugaron con esta ansia; en el caso de los hombres para así obtener la inmortalidad no solo del alma sino también del cuerpo, y en el caso de los elfos para evitar el deterioro del mundo y en consecuencia el suyo propio (dado que su cuerpo y alma eran inmortales en tanto y cuanto existiese el mundo, a diferencia de los hombres cuya alma era inmortal incluso si el mundo llegaba a su fin), conceptos ambos que se explicarán más adelante al relatar la segunda edad del sol a propósito del hundimiento de Númenor y la forja de los anillos de poder. 


Sea como fuere, la narración de esta obra se encuentra con un gran problema para algunos lectores, y es que parece algo densa en base con algunas descripciones que para ciertas personas resultan excesivamente detalladas. Estos relatos tienen en parte como inspiración las sagas nórdicas y anglosajonas, así como las leyendas célticas y los relatos mitológicos mediterráneos, lo cual hace que haya historias, principalmente en El Silmarillion, que se entrelazan entre sí para poder comprenderlas, pero quizás lo que hace que haya gente que se pierda (también principalmente en El Silmarillion) son los árboles genealógicos, que, ciertamente, en algunos casos si no los tienes claros te haces un lío importante, de forma que el lector se pierde entre tanto nombre y genealogía… Con todo, desde mi punto de vista, el trasfondo normalmente suele ser tan bonito que hace que valga la pena leer esos pocos pasajes que puedan parecer algo tediosos, de manera que si bien esta obra quizás para algunos paladares no tiene un ornato efectista en el uso de la palabra, muchos trabajos que sí disponen de estos elementos tienen un fondo más vacío y menos fascinante que el que nos ocupa.


Con respecto a la densidad de personajes hay una anécdota bastante curiosa y conocida; cualquiera que haya estado alguna vez en Oxford tiene conocimiento de un pub muy popular, el Eagle and Child, en el cual Tolkien durante treinta años cada martes por la mañana se reunía en la misma sala con sus amigos (todos ellos profesores universitarios), un lugar que el propio pub recuerda con una placa a día de hoy. Se hacían llamar The Inklings, y en estas reuniones se comentaban los libros que estaban leyendo o lo que estaban escribiendo, pero como estaban bebiendo cerveza muchas veces estaban de broma. Entre los integrantes de estas reuniones estaban el propio Tolkien y C.S. Lewis (autor de Las Crónicas de Narnia), de forma que en ella se llegaron a leer fragmentos tanto de la obra de Lewis como de la de Tolkien. Así, cuando decía que era una reunión desenfadada me refiero por ejemplo al hecho de que cuando Tolkien leía fragmentos de lo que escribía a Hugo Dyson al parecer no le interesaban en absoluto y se aburría, de manera que se hizo famosa la mofa recurrente que hacía de Tolkien cuando leía, “oh no, another fucking/bloody elf!”. No obstante, este tipo de bromas con el tiempo a Tolkien cada vez le gustaba menos y en consecuencia dejó paulatinamente de leer fragmentos de su obra a pesar de la insistencia de Lewis para que lo hiciera.


Así, volviendo concretamente a la obra del autor, los trabajos de Tolkien se divide (principalmente) en los siguientes libros, El Silmarillion, El Hobbit, y La Triología de El Señor de los Anillos. Paradójicamente, Tolkien escribió El Hobbit primero y posteriormente la trilogía, mientras El Silmarillion, como ya hemos avanzado, nunca lo llegó a completar, habiendo sido editado póstumamente por su hijo, Christopher, en base con las notas y textos que había dejado su padre. De esta manera, El Silmarillion contaría el origen del universo, la edad de las lámparas y los árboles, y la primera y segunda edad del sol e incluso parte de la tercera, mientras El Hobbit y El Señor de los Anillos el final de la tercera edad del sol.


En este sentido, el hecho de que Tolkien nunca terminase El Silmarillion se debió al perfeccionismo que tenía a la hora de darle coherencia a lo que escribía, dado que hay detalles en todas las obras que se relacionan y el autor siempre estuvo depurando estos elementos. De todas formas, estamos hablando de un autor no meticuloso, sino excesivamente perfeccionista; qué esperar de un hombre que ideó lenguas para los diferentes pueblos de la Tierra Media y Válinor antes de comenzar los relatos desarrollando incluso alfabetos y caligrafías diferenciadas (en el caso de los enanos adaptando las runas germánicas) para varias de ellas, o calendarios escrupulosamente confeccionados para algunas de las razas existentes cuando realizaba una narración, de la misma manera que una geografía detallada en la cual situar distancias adecuadas a la hora de desarrollar los diferentes acontecimientos.


No solo eso, la idea de Tolkien era decir que él no había escrito nada, que simplemente trasladaba unas crónicas antiquísimas que habían llegado a su poder y que él había traducido del inglés antiguo.  Este hecho se aprecia en la concepción primigenia de la mitología desarrollada por el autor (en El Libro de los Cuentos Perdidos, editado por su hijo Christopher) en sus primeros esbozos, aunque con posterioridad cuando Christopher publicó tras la muerte de su padre El Silmarillion no se dice una sola palabra sobre Eriol/Aelfewine, pero es altamente probable que si fuese el propio Tolkien quien lo hubiese publicado habría plasmado esta idea. Así, Tolkien al narrar sus relatos nos quiere decir que él no es otra cosa que un mero transmisor de una mitología, mitología que narraba el origen del mundo, de nuestro mundo, dado que la Tierra Media no era otra cosa que la Tierra, y de ahí parte del atractivo de su imaginarium. Abundando en este tema, el origen de lo narrado en El Silmarillion (que recordemos que narra desde el origen del mundo hasta el final de la segunda edad del sol) es en cierta manera paradigmático; estas historias de los primeros días del mundo se conocieron gracias a un marinero medieval, Eriol, un hombre inglés (anglosajón, concretamente) del siglo X que en base con la curiosidad por las leyendas antiguas y un impulso inexplicable tenía intención por descubrir una isla desconocida ubicada más allá de Irlanda.


Llegado un momento de su travesía su barco se elevó por los aires y él y sus tripulantes poco tiempo después se desmayaron. Cuando despertó se encontró solamente él (sin sus compañeros, por tanto) en la playa de una isla siendo rodeado por elfos, seres humanoides pero más bellos y esbeltos que los hombres. Allí aprendió parte de sus lenguas y la historia de los propios elfos, así como también quiénes eran los valar, los maiar, Morgoth y Sauron, y cómo el mundo había sido salvado del mal hacía muchos milenios precisamente en primera instancia de Morgoth y posteriormente de Sauron. Es importante tener en cuenta que Eriol tuvo un privilegio, dado que los hombres mortales no tenían permiso para pisar ni Tol Eressëa ni Válinor, las tierras imperecederas en las cuales habitaban no solamente los elfos, sino también los maiar y los valar, todos ellos seres inmortales, siendo los maiar una especie de ángeles y los valar dioses (por así decirlo) inferiores al Uno, el dios supremo; Ilúvatar.


La pregunta es ¿por qué Eriol pudo viajar hasta Tol Eressëa y Válinor excepcionalmente? Porque los valar querían que divulgasen entre los ingleses los relatos sobre la historia de Arda (el mundo) que había escuchado, dado que en el Fin de los Tiempos habría una batalla entre el bien y el mal nuevamente, de forma que fuesen conscientes de lo que habían prácticamente olvidado sus antepasados. Así, Eriol regresó años después a Inglaterra procedente de las Tierras Imperecederas, cuya belleza está más allá de las palabras, para dar testimonio de lo ocurrido. Además, es importante tener en cuenta que tanto el pasado como el futuro de Eriol era insigne, puesto que sus hijos serían considerados los fundadores míticos de Inglaterra y entre sus antepasados había antecedentes heroicos; así, el motivo por el cual Eriol pudo viajar hasta Válinor se debía a que él era descendiente lejano de Eärendil, el marinero medio hombre y medio elfo que se convertiría en la estrella vespertina, el planeta Venus, por llevar en su frente uno de los Sílmarills (joyas que captaban la luz que emanaba de los árboles sagrados de Válinor), y que milagrosamente consiguió llegar a Válinor para interceder por los hombres y los elfos en base con la destrucción que Morgoth estaba infringiendo a la Tierra Medía.


Por decirlo de alguna manera, Tolkien hace más atractivo su relato pretendiendo hacerlo deudor del de Eriol, siendo El Silmarillion el conjunto de textos que este navegante tradujo de las lenguas élficas al inglés antiguo y que Tolkien nos comenta que él a su vez tradujo del inglés antiguo al inglés moderno. Por su parte, la historia de la lucha contra Sauron se narra en parte en El Silmarillion, pero principalmente en El Hobbit y sobre todo en El Señor de los Anillos, siendo estas dos últimas obras las crónicas recogidas en el denominado como El Libro Rojo de la Frontera del Oeste, redactadas respectivamente por Bilbo y Frodo Bolsón, los héroes de ambas obras, y que Tolkien dice que fueron transcritas por generaciones hasta que estos textos llegaron a sus manos. En cierta manera, podríamos decir que El Silmarillion habla de la lucha contra Melkor mientras El Hobbit y El Señor de los Anillos contra Sauron, dos entes malignos con poderes sobrenaturales que se sucedieron en sus ansias por dominar a los hombres y a los elfos.

sábado, 19 de novembro de 2022

Vai de morto quen non foi de vivo…




“¡Vaya!, después de saltar se me ocurrió que la vida es perfecta, la vida es lo mejor. Está llena de magia, belleza, oportunidades, y televisión ¡Y sorpresas, muchas sorpresas! Y después está eso que todo el mundo quiere que perdure, pero la gente solamente lo siente cuando ya se ha desvanecido. Todo eso me impactó en cierta manera. Supongo que eso solamente lo ves claramente cuando estás, ya sabes, vivo…”. 

mércores, 31 de agosto de 2022

Midsommar y quedarse solamente en la superficie…


Cuando alguien rompe una relación intensa o de larga duración se produce un trauma de mayor o menor graduación porque algo capital en tu vida se rompe. Sobre ello creo que en este blog he hablado bastante/dado bastante la brasa a lo largo de todos estos años, porque esta fue la vía para canalizar mis angustias. La primera vez que pasa, cuando la relación ha significado algo de verdad, suele devastar, pero en las siguientes ocasiones si bien estás ya prevenido no deja de doler, faltaría más, pero lo afrontas con más entereza, o cuando menos en mi caso.

Si bien yo canalicé mis angustias en este modesto y cutre blog, Ari Astern, una persona con mucho más talento, realizó una película a modo de parábola en la cual se ven los últimos momentos de la relación entre dos personas. Con todo, el paisaje (nunca mejor dicho) en el que se desarrollan estos instantes es ciertamente peculiar, siendo ciertamente un contexto, llamémoslo así para no hacer spoilers, intrigante. De esta manera, podríamos decir que la película tiene muchas capas, la de la ruptura y otras secundarias, en los márgenes, que nos ubican dentro de un ambiente en el que se aprecian elementos como el neopaganismo, sectas, extrema derecha, drogas, vulnerabilidad, soledad, etc, etc, etc. 

Si te quedas con la primera capa ves un universo “cuqui”, estéticamente muy bello, lleno de ropas blancas, coreografías, exotismo, y al mismo tiempo cómo una relación sin mucho futuro se acaba de descomponer a lo largo de todo el film mientras su protagonista se “redime”. En este sentido, algunas chicas, principalmente, se han quedado en esta capa más superficial, en la de la ruptura, y han obviado las demás. Así, en cierta manera parecen apelar al feminismo que destila la película para alabarla, pero al mismo tiempo no da la sensación de que sean conscientes del hecho de que no todas las chicas salen bien paradas de sus vacaciones por Suecia... Siendo sincero, no tengo la sensación de que sean personas muy reflexivas, y quizás lo que más miedo da de Midsommar es la interpretación simplista que hace esta gente de lo que han visto a pesar del mal cuerpo que te deja la película después, sobre todo, de su última escena, insisto, su última escena… 

 


Pero precisamente, que haya personas que lleguen a estas conclusiones se debe a una labor deliberada del propio director, puesto que desde el inicio la película pretende que te metas en la piel de la protagonista para que sientas lo que ella ha sentido, y ciertamente parece que lo logra pasmosamente bien en la medida de lo posible, puesto que no poca gente acaba justificando las tradiciones “peculiares” de los Hårga, la “comuna” de la que Pelle (el estudiante sueco de intercambio que lleva a sus “amigos” americanos a Suecia) forma parte y en la que las drogas son elementos importantes para estar en “contacto” con los dioses y la naturaleza. Y es que parece que nos situamos irremediablemente desde el principio ante un destino que no tiene vuelta de hoja, dado que Ari Astern es bastante compulsivo y desde el comienzo va dejando detalles, miguitas de pan, que ya apuntan a cómo van a acabar las cosas, en tragedia, o como decía el primer álbum de This Mortal Coil, “it’ll end in tears



No creo que haga falta prestar mucha atención a las capas menos superficiales de la película para sentir lo tremendamente inquietante de la historia, aunque esos factores de la intriga se hallen muchas veces en los márgenes. Y es que son esas películas en las que te quedas pensando al final de la misma, aquellas que te hacen pensar sobremanera, aquellas que hacen que se te remuevan cosas por dentro las que merecen la pena, y en líneas generales creo que Midsommar llega a provocar todas esas sensaciones, o por lo menos, para muchas personas así es. 



Quizás no calificaría a la película como un film de terror (como folk horror suelen ser clasificadas las películas de terror con neopaganos), sino más bien un thriller psicológico, un hecho que a veces puede provocar más malestar que la clásica película gore, dado que la violencia muchas veces no tiene que ser solamente física (aunque aquí existe, pero no siempre se ve), sino mental, de manipulación, y de esos elementos está plagada la historia. Esta justificación de lo injustificable por parte de algunos espectadores es quizás un triunfo del director, como ya hemos indicado, pero también estoy seguro de que al propio Ari Astern le gustaría que el espectador tirase algo más del hilo, o que siguiese esas miguitas de pan que ha dejado, unos caminos que desarrolla en las entrevistas o en la versión extendida de Midsommar. Por ese motivo, es probable que esta película pueda ser peligrosa para mentes poco amuebladas o fácilmente manipulables, porque se van a quedar solamente en la superficie y no van a querer pensar más allá de lo obvio.

 

 

Por otra parte, me gustaría sacar a colación una frase del propio director, en la cuál dice algo así como que en esta película él es Dani pero que en otros momentos de su vida ha sido Chris. De esta manera, dentro de unos parámetros de la normalidad, cada uno de nosotros deberíamos preguntarnos cuántas veces hemos sido uno y cuántas veces el otro antes de justificar cosas injustificables, porque aunque no lo creáis de eso va el fascismo y en general cualquier forma de totalitarismo, que no es otra cosa que una suerte de absolutismo monárquico adaptado al mundo actual, en el cual se justifican verdaderas salvajadas por el bien de la comunidad, una comunidad de personas que por cierto es más importante que cada individuo que la compone en solitario. De hecho, no hay que olvidar que Ari Astern es un judío americano, y que no es muy optimista con el futuro de su país entre otras cosas por el neofascismo y el supremacismo blanco que asoman más que la patita en Estados Unidos. Estos dos últimos elementos van de la mano, y en ellos no pocas veces se aprecia en los grupos más radicales (de tendencia neonazi muchas veces) veneración y reverencia por el paganismo germánico, destacando dentro del mismo la tendencia vikinga, cultura a la cual precisamente perteneció Suecia y toda Escandinavia. 



Por tanto, ver la película atendiendo tanto a los márgenes como a la historia principal hace que la narración sea más poliédrica e interesante, pero con todo, a pesar de que haya gente que no sea del todo consciente de esos márgenes, estos están presentes en gran manera, y por eso la película se ha convertido ya en un clásico que prácticamente forma parte de la cultura popular cinematográfica, dado que no es solamente pasto de fotos y collages para Pinterest colgados por personas intensitas (y lo dice precisamente una persona que tiene una cuenta), sino que hay hasta peluches, disfraces, vídeos musicales, o un sinfín de memes inspirados en Midsommar, lo que indica que de alguna manera se ha convertido en un clásico contemporáneo.