mércores, 17 de novembro de 2010

Wagner y Roma


Siempre he sido un desastre con esto de los horarios, siempre; durante mi primer año de carrera descubrí que me concentraba mil veces más estudiando durante la madrugada que durante el día. A saber, mi vida comenzaba a las 2 de la tarde, bajaba a comer (a todo esto estaba en un colegio mayor), veía un poco la tele, y a la biblioteca. Fanta naranja y un twix y a estudiar (bueno y a socializar en la biblio, que allí estaba todo mi curso). Después alguna cañeja, cenar, ver un poco la tele, y a estudiar.

Siempre lo hacía con música, y cuando quería concentrarme música clásica, o bien en cd o bien Radio Nacional Clásica, aunque otras veces ponía otro tipo de música. Siempre tuve claro que quería especializarme en Historia Antigua, Roma en concreto, y una de las cosas que me evocaba la grandeza de las ruinas latinas era la ópera italiana. Tuve durante ese año un enganche brutal a Puccini, sobre todo Tosca que todavía sigo creyendo que es su mejor ópera de largo. Si pudiera también hubiera colocado un larario a la entrada de mi habitación...

Esa admiración, o pseudofanatismo, por el mundo romano me llevó a casi despreciar todo lo germano, porque fueron ellos quienes se cargaron el Imperio Romano. Bueno y no sólo eso, a la Edad Media la llamaba la Edad Gilipollas porque aunque se empeñen en demostrar lo contrario, los medievalistas, en casi todos los campos del saber Europa, que no Asia, sufrio un retoceso brutal (esa excusa de que el saber se guardaba en los monasterios es más falsa que otra cosa; mira que no quemaron los monjes libros de sus enemigos los filósofos paganos...).

Hoy en día ni mucho menos soy tan radical, además cada vez encuentro más interesante el mundo germano. Como muestra un botón: en los últimos tiempos escucho bastante a Wagner, y hace relativamente poco que he descubierto una de sus óperas, Lohengrin. Cuando escuché su obertura tenía la sensación de que estaba escuchando una ópera italiana; y lo que son las cosas, posteriormente he leído por ahí que se considera este trabajo como su obra más italiana, por tanto mucho más accesible. Como diría hace 10 años, un bárbaro haciendo música romana.

Pues eso os dejo con la obertura del primer acto, además es muy bonita y fácil de escuchar.



PD: No sabemos cómo era la música tradicional greco-romana, pero por contra hay diferentes grupos que han intentado reconstruirla. Por otro lado aunque parezca mentira comienzan a florecer, sobre todo en Grecia, comunidades que intentan reconstruir el paganismo clásico como religión; vamos más frikis de lo que era yo hace casi 10 años. El cantante de esta canción es neopagano, y además interpreta con un aulós, la flauta doble de los sátiros, una canción actual. Si la escucháis ya me contaréis a qué instrumento os recuerda...



Hala, a dormir.

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